¡Y otra vez mi compañera Cristina estaba en lo cierto!
Después de
Cometas en Cielo, Khaled Hosseini vuelve con
Mil soles espléndidos, otra novela ambientada en una Afganistan destrozada por las guerras, cambios de gobierno y malas gestiones.
Sin embargo algo que es de admirar en este autor es el brillo de esperanza que se puede distinguir en cada una de las terribles historias que describe. Creo además que la labor informativa que hace a través de sus novelas es muy impotante para abrir los ojos a los occidentales que poco nos hemos interesado por este tema. Y no me refiero a que no sea un tema de interés, simplemente que de tan acostumbrados que estamos a escuchar cosas como: "Otro ataque suicida en Afganistan deja x número de muertos" o "Al menos x personas han muerto y otras x han resultado heridas en una explosión en la capital Afagana" nos ha insensibilizado sobre el tema. Es terrible, lo sé. Pero es lo que nos ocurre a muchas personas.
He aprendido muchas cosas leyendo este libro. Cosas que ya sabía, o al menos sospechaba, y que mi cabeza se empeñaba en ignorar y dejarlo como parte de un mundo de ficción. Afganistan está lejos de donde yo vivo, por lo tanto el drama parece serlo menos. Pero no es así, porque es incluso más dramático por este motivo. La gente lo ignora y no somos conscientes del sufrimiento que se vive en otros lugares del mundo. Lo vemos en las noticias, nos compadecemos de ellos y nos olvidamos de todo cuando cambian a los deportes.
Este libro (casi más que
Cometas en el cielo) lo recomiendo para saber un poquito más de la cultura de un país que sufre y que lucha por salir adelante.
Mariam y Laila son muy diferentes y no tienen nada en común. La primera es una harami, una bastarda, que pasa toda su infancia en compañía de su madre. A sus quince años contrae matrimonio con Rashid, un hombre con el que por un corto período de tiempo cree que puede llegar a ser feliz. La segunda es una niña que vive rodeada de gente que la quiere y con un futuro brillante, sin embargo lo pierde todo cuando una bomba cae en su casa estando sus padres dentro. Rashid decide acogerla en su casa y darle cobijo para más tarde contraer matrimonio con ella.
Lo que al principio es una guerra entre las dos mujeres se convierte finalmente en un fuerte vínculo que no conseguirá separarlas nunca. Unidas en la desgracia de tener un marido que las maltrata encuentran una vía de escape en los momentos que pasan juntas, contándose sus miedos, sus ilusiones, sus esperanzas y su pasado.
¿Cómo iba a marcharse en esas circunstancias?
Hizo un lúgrube inventario de las personas que habían formado parte de su vida. Ahmad y Nur, muertos. Hasina se había ido. Giti, muerta. Mammy, muerta. Babi, muerto. Y también Tariq...
Pero, milagrosamente, conservaba algo de su antigua vida, el último vínculo con la persona que había sido antes de quedarse completamente sola. Una parte de su amado seguía viva dentro de ella, con unos brazos diminutos y unas manos translucidas que empezaban a formarse. ¿Cómo podía poner en peligro lo único que le quedaba de él y de su antigua vida?
No tardó nada en tomar la decisión. Habían transcurridos seis semanas desde que Tariq y ella habían yacido. Si dejaba pasar más tiempo, Rashid podía sospechar algo.
Sabía que lo que hacía era una vergüenza, un deshonor, una falsedad. Y además tremendamente injusto para Mariam. Pero, aunque el bebé que crecía en su seno no era más grande que una mora, Laila era consciente de los sacrificios que debía hacer una madre. La virtud no era más que el primero.
Se apoyó una mano sobre el vientre y cerró los ojos.
3 comentarios:
Este libro también está por casa, y por una cosa u otra, aún no ha pasado a la posición para ser leído, ¡pero tiene buena pinta!
Qué preciosidad de libro.
Verdaderamente que mala suerte la de la vida de Marian, que estrella más estrellada tiene la pobre desde su concepción. En cuanto a Laila, que valor tuvo cuando aceptó el matrimonio, no diremos porqué no sea que haya alguien que aún no lo haya leído y le jorobe yo la cuestión hablando más de lo necesario.
Un abrazo.
Carlos, ya le llegará el momento de ser leído. Yo también lo he tenido varios meses hasta que me he decidido. Al final merece la pena.
Pues sí Eva, tienes razón en relación a Laila, aunque tampoco debía (debe) ser fácil en un país como ese valorar las otras opciones que tenía en lugar de casarse con Rashid. En cuanto a Mariam sólo puedo decir que se ha ganado el cielo con creces por todo lo que ha pasado desde que nació.
Un beso
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