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jueves, 26 de febrero de 2009

Luna Nueva Stephenie Meyer

Si en el primer libro de la saga te sientes identificada/o con el coctel de sentimientos por los que pasa la protagonista, esta segunda parte no será menos.

Con una diferencia pequeña pero importantisima te vuelves a poner en la piel de Bella Swan: en la primera parte sientes la "angustia", los nervios y el miedo de haber encontrado a tu primer amor; en la segunda sin embargo sientes toda la angustia (observese que esta vez aparece la palabra sin comillas), el dolor y la desesperación de cuando lo pierdes, cuando la persona por la que darías la vida te deja justo cuando piensas que las cosas no pueden ir mejor.

Stephenie Meyer describe muy bien (quizá un poco repetitivamente) la sensación de vacio que sentimos todos cuando una relación no ha terminado bien, al mismo tiempo que te recuerda lo importante que es la amistad y sentirse arropada/o por otras personas.

En comparación con Crepúsculo, Luna nueva me ha parecido un poco más flojo, aunque no digo con esto que no me haya gustado. Bella y Edward rompen casi al principio del libro desapareciendo este último con todo su familia justo después. Bella queda sumida en una depresión durante meses hasta que decide ir a visitar a su amigo Jacob. Empiezan a verse a menudo y, lo que al principio ella ve como una amistad, se convierte casi en una relación formal. Es complicado estar en medio de dos personas, pero si la persona que tú quieres no siente lo mismo por ti es más fácil pensar que puedes querer a la persona que te quiere. Eso es lo que le pasa a Bella... hasta que uno de los Cullen vuelve a aparecer en su vida.

Algo que no comenté en el post de Crepúsculo y que es posible que tenga bastante importancia es que Edward Cullen y Bella Swan no son del todo iguales. Ella es humana. Él no. Es más, ella es una humana normal y corriente. Según ella la más normal y corriente que pueda existir. Él es un vampiro. Y además un vampiro con ciertos poderes sobre la mente del resto de personas... del resto de personas, excepto la de Bella.

No me permitía casi nunca pensar en él, e intentaba mostrarme estricta a ese respecto. Era humana, y a veces fallaba, desde luego, pero había mejorado tanto que en aquel momento ya podía eludir la pena varios días, pero la consecuencia era ese aturdimiento infinito. Entre la pena y la nada, había decidido escoger la nada.

miércoles, 18 de febrero de 2009

Crepúsculo Stephenie Meyer

Supongo que todo el mundo recuerda su primer amor: las dudas de si le gustarás a la otra persona, el miedo a acercarte a él más de la cuenta junto con el deseo de no querer alejarte de él, las malas y las buenas interpretaciones de una mirada o de una sonrisa, el cosquilleo en el estómago, la falta de apetito… en definitiva, lo que significa estar enamorada.

Pues bien, este libro es como volver a revivir toda la angustia de esos primeros amores con los que tanto sufrimos y con los que tanto disfrutamos.

Crepúsculo cuenta la historia de Bella, que pasa de vivir bajo el sol de Phoenix a los oscuros cielos de Forks, en Washington. Allí, lejos de caer mal a sus nuevos compañeros de instituto, como ella había imaginado, se ve en medio de diferentes disputas para ver quién consigue llevarse el gato al agua y llamar su atención. Sin embargo desde el primer día de clase su atención se centra en una única persona. La única persona que no la conviene.

Edward es el chico más guapo de todo el instituto con diferencia, pero algo misterioso se cierne sobre él. No tiene trato con nadie excepto con sus hermanos adoptivos hasta que aparece Bella y descoloca todo su mundo.

Quizás no tienen un buen comienzo, pero desde que Edward coge la mala costumbre de salvar a Bella de todos los peligros que la rodean, empiezan a conocerse mejor y terminan siendo amigos a pesar de las opiniones de la gente del pueblo.

Como en todo libro o película también hay malos, pero creo que no podría elegir contar una sola cosa de ellos, por lo que he decidido no decir más que lo que ya he dicho: que hay malos.

El libro es entretenido, adictivo, divertido y fácil de leer. Es también de esos que te sacan una sonrisa de medio lado cuando lees ciertas situaciones e incluso de los que te hacen soltar una carcajada si, como yo, te sientes identificada/o con la protagonista cuando habla de su torpeza y poca coordinación al andar, correr, hacer deporte, etc.

Por último, algo que me descubrí pensando el otro día, es que me gusta que el libro tenga conversaciones. Son bastante abundantes y entretenidas y hacen muy amena la lectura.

Sin duda me ha gustado como para volver a leerlo en un futuro.

Hay tres cosas de las que estoy completamente segura.

Primera, Edward es un vampiro.

Segunda, una parte de él se muere por beber mi sangre.

Y tercera, estoy total y perdidamente enamorada de él.
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-Toma la 101 hacia el norte- ordenó.

Era sorprendentemente difícil concentrarse en la carretera al mismo tiempo que sentía sus ojos clavados en mi rostro. Lo compensé conduciendo con más cuidado del habitual mientras cruzaba las calles del pueblo, aún dormido.

-¿Tienes intención de salir de Forks antes del anochecer?

-Un poco de respeto -le recriminé-, este trasto tiene los sufcientes años para ser el abuelo de tu coche.

.....

-¿Qué hay allí, dónde se acaba el asfalto?

-Una senda.

-¿Vamos de caminata? -pregunté preocupada. Gracias a Dios, me había puesto las zapatillas de tenis.

-¿Supone algún problema?

Lo dijo como si esperara que fuera así.

-No.

Intenté que la mentira pareciera convincente, pero si pensaba que el monovolumen era lento, tenía que esperar a verme a mí...

-No te preocupes, sólo son unos ocho kilómetros y no iremos deprisa.

¡Ocho kilómetros! No le respondí para que no notara cómo el pánico quebraba mi voz. Ocho kilómetros de raíces traicioneras y piedras sueltas que intentarían torcerme el tobillo o incapacitarme de alguna otra manera. Aquello iba a resultar humillante.

miércoles, 11 de febrero de 2009

El bastardo recalcitrante Tom Sharpe

El año pasado participé en un concurso de microrrelatos que organizó la FNAC. Redacté uno y lo envié por si sonaba la flauta. Al final no sonó, pero me dieron un vale de 6€ para gastar en cualquier producto en la tienda online.

En los último tiempos he comprado bastantes libros y siempre suelo hacerlo en crisol por eso de que tengo la tarjeta y me mandan descuentos, acumulo puntos y esas cosas que te ofrecen las tarjetas de tiendas. Del vale llegué a olvidarme casi por completo en los meses siguientes, pero como el vale caducaba a final de 2008 no tuve por más que buscar algo que se ajustara a los 6€ para no hacer un desembolso muy grande, por eso de que en crisol puedo acumular puntos y bla bla bla.

Busqué la Sección de libros de bolsillo - Categoría: Humor. La mayoría de títulos pasaron por delante de mis ojos sin pena ni gloria. Me quedé con un par de títulos o tres y finalmente me decidí por uno. El bastardo reclacitrante. Mala elección. No sé qué tal eran los otros libros cuyos títulos me habían entrado por el ojo, pero estoy casi convencida de que eran mejores que éste.

1º.- Comparaban al autor Tom Sharpe con P.G Wodehouse. He leído tres libros de este autor y los tres me gustaron, me divirtieron y me entretuvieron. Pensé que con el libro de Tom Sharpe me pasaría lo mismo.
Nada más lejos de la realidad.

2º.- La historia es cierto que raya lo absurdo (que por otro lado es lo que esperaba del libro) pero, en mi opinión, lo hace con poca gracia. Podría haber sacado más partido a algunas partes de la historia y abusa de las situaciones disparatadas. Es decir, nunca pasa una sola cosa. Cuando algo viene torcido, todo lo demás se va torciendo a su alrededor, -para todos excepto para el protagonista, por supuesto-, pero insisto en que ocurre sin demasiada gracia.

3º.- El argumento me pareció que podía tener posibilidades para echarme unas risas por lo disparatado, pero finalmente lo único que ha hecho ha sido entretenerme -más o menos- y hacerme desear que me hubiera caducado el vale de la fnac.

El bastardo recalcitrante trata de un abuelo que ha criado a su nieto aislado del resto del mundo. No tiene ni idea de quién puede ser el padre del niño y por ese motivo, porque no conoce el apellido que debería ponerle, se niega a ponerle el suyo. Es decir, el chico no tiene partida de nacimiento ni consta en ningún tipo de registro. Al principio del libro el chico contrae matrimonio con una joven que conoce en un crucero y su abuelo hace lo propio con la madre de la esposa de su nieto. A partir de ahí la historia se complica al meter por medio herencias genéticas y monetarias, personal de Hacienda, un montón de vecinos, pleitos, etc.

Par mí ha sido un libro aburrido (quizás sea porque no era el momento para leerlo) y no lo recomiendo en absoluto. Eso sí, por lo menos ha sido fácil de leer casi en su totalidad.

Por otro lado también he de decir que mi cuñado lo leyó hace varios años y guarda un buen recuerdo de este libro. A él sí que le hizo reir.