Hace años leí Sin noticias de Gurb por gentileza de Emperatriz. Ella se lo dejó a mi hermana, mi hermana se lo dejó a nuestra madre y después me lo dejó a mí. Recordaba del libro dos cosas. A saber, que me gustó, y el párrafo que escribo a continuación:
20.00 De tanto caminar, los zapatos echan humo. De uno de ellos se ha desprendido el tacón, lo que imprime a mi paso un contoneo tan ridículo como fatigoso. Los arrojo de mí, entro en una tienda y con el dinero que me ha sobrado del restaurante me compro un nuevo par de zapatos menos cómodos que los anteriores, pero hechos de un material muy resistente. Provisto de estos nuevos zapatos, denominados esquís, inicio el recorrido del barrio de Pedralbes.
20.00 De tanto caminar, los zapatos echan humo. De uno de ellos se ha desprendido el tacón, lo que imprime a mi paso un contoneo tan ridículo como fatigoso. Los arrojo de mí, entro en una tienda y con el dinero que me ha sobrado del restaurante me compro un nuevo par de zapatos menos cómodos que los anteriores, pero hechos de un material muy resistente. Provisto de estos nuevos zapatos, denominados esquís, inicio el recorrido del barrio de Pedralbes.
Creo que lo mejor será que empiece a explicar desde el principio de qué trata el libro por si hay alguien despistado que no sabe de qué va.
Sin noticias de Gurb es la historia de dos extraterrestres que llegan a la Tierra en una misión. Nada más llegar a su destino, Barcelona, Gurb sale a inspeccionar el lugar con la apariencia física del ser humano denominado Marta Sánchez. Desde ese momento el compañero comenzará a llevar un diario en el que irá relatando todas sus aventuras. Eso sí, aventuras en solitario, porque Gurb desaparece y él tiene que arreglárselas solo. El diario al principio se centra en la búsqueda de Gurb, pero poco a poco el protagonista comienza a hacer su propia vida deleitándonos con un montón de anécdotas.
La historia es un sinsentido que te alegra el momento que pasas con el libro entre las manos. Es muy muy fácil de leer y te deja con buen sabor de boca.
Cuando lo leí la primera vez recuerdo haberme reído a carcajada limpia en varias partes. La primera, la que he escrito un poco más arriba; las demás, no las recuerdo del todo bien, aunque seguramente hayan sido las que me han hecho gracia esta segunda vez. Un día incluso llegué al punto de tener que cerrar el libro y dejarlo para más adelante porque me entró un ataque de risa en un autobús camino de mi casa y empezó a darme vergüenza que la gente me mirase.
Esta segunda lectura ha sido un poco diferente. Sabía más o menos lo que me esperaba, aunque no recordase nada del libro a parte de lo ya citado. Sin embargo la primera parte me decepcionó un poco porque iba con una idea muy exigente en la cabeza. Hasta que no me he relajado y he empezado a no pensar mientras leía no he comenzado a disfrutarlo de verdad.
La verdad es que el protagonista es un desastre pero se hace querer. Es feliz paseando por la ciudad, desayunando en el bar de la señora Mercedes y del señor Joaquín y comiendo churros. Quiere una vida sencilla y lo único que necesita para que sea completa es encontrar a Gurb.