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viernes, 24 de abril de 2009

Entonces Morris Gleitzman

¿Sabes cuando lees un libro que te gusta, decides comprarte la segunda parte y resulta que te gusta más que la primera?

Pues eso es lo que me ha pasado con este libro.

Entonces es la segunda parte de Una vez. Quizás la gente lo compare con El niño con el pijama de rayas (no sin razón) puesto que ambos cuentan la historia del Holocausto visto desde los ojos de un niño pequeño. Sin embargo, las historias no son del todo iguales.

En Entonces Félix sigue contando su huída junto con Zelda, la niña que salvó en el incendio y a la que considera su propia hermana. Ambos inician la aventura de sobrevivir en la primera parte y continúan estrechando sus lazos en la segunda de un modo triste y tierno a la vez.

En mi opinión cualquier historia protagonizada por niños goza de una simpatía y de una ternura que no son tan fáciles de encontrar en otras historias. Igual que consiguen tenerte con el corazón en vilo todo el tiempo que dura la historia sólo por el hecho de que son niños y los niños, como tal, actúan de forma inconsciente ante cualquier situación.

Me apetece, y a la vez me da miedo, saber cómo terminará la trilogía. Espero, aunque se trate del tema que trata, que por una vez acabe bien una historia sobre el Holocausto.

Entonces nos escapamos del tren nazi. ¿Es que no sabes nada?

martes, 21 de abril de 2009

El fin de Mr Y Scarlett Thomas

El fin de Mr Y me ha dejado un sabor agridulce. Por un lado me ha gustado mucho y por otro no me ha gustado nada y esto es algo que me da que pensar. Una cosa te puede gustar mucho, un poco o nada, pero que una sola cosa te guste mucho mucho y a la vez nada nada, es que algo falla.

Llevo varios meses con el libro en casa y hasta ahora no me he decidido a cogerlo y empezar a leerlo. No tardé mucho en darme cuenta de que no iba a ser nada de lo que yo me había imaginado.

Por lo que había leído es un libro que te engancha desde el primer momento. Y es cierto que me ha enganchado a ratos pero para nada todo el libro. De hecho ha habido algunos capítulos que he deseado que no existieran ya que me han parecido pesadísimos. La idea original es muy buena. De hecho me ha encantado. La autora le ha echado mucha imaginación y además te va dando que pensar durante todo el libro; sin embargo, para mi gusto hay demasiada filosofía, demasiada física cuántica y demasiados temas que no me gustan y que, -¿por qué no decirlo?- no entiendo. De hecho quizás el motivo por el que no me han gustado ciertas partes es porque no entendía bien lo que quería decir y me aburría. Aunque también es cierto que la forma en que estaban redactados no me provocó ningún tipo de interés por estos temas. Quizás expresados de otra manera podrían llegar a interesarme.

La protagonista compra un libro que pensaba que realmente no existía y que según dicen está maldito. Desde el momento que el libro cae en sus manos su vida cambia radicalmente haciéndola pasar por diferentes situaciones tanto en el mundo real como en la troposfera. La troposfera es el lugar al que Ariel, la protagonista, entra cada vez que toma la fórmula que aparece dentro del libro y que supuestamente es la culpable de la maldición. Una vez dentro, Ariel se da cuenta de que es capaz de entrar en la mente de las personas y de los animales, ponerse en su lugar y decidir por ellos. Sin embargo no todo es bonito dentro de la troposfera. Hay gente que quiere lo que Ariel ha descubierto y la persiguen de mente en mente (creo que para entender todo este lío lo mejor sería leer el libro) para tratar de conseguirlo. Varios personajes se cruzan en su vida tanto dentro como fuera de la troposfera, de los cuales yo me quedo con Apolo Esminteo, el Dios de los ratones que trata de ayudarla siempre que puede.

Por otro lado la vida de la protagonista es un caos de sexo, independencia, tabaco y alcohol mezclado con mucha psicología, física cuántica y religión. Para mí desde luego no es la mezcla perfecta (demasiada física cuántica) aunque la mayoría de las críticas que he leído no coincidan conmigo.

Un ejemplo de la mezcla que mencionaba antes podría ser esta conversación:
La mirada de Adam es dura, pero su voz es tierna
-¿Por qué estaría mal?
-Lo sabes muy bien. Todos se ofenderían si lo supieran.
-¿Y no sería culpa suya por no entender los átomos?
-¿Tu crees? No es eso lo que dice la cultura. Imagínate que utilizas eso como defensa de un asesinato. Señor juez en realidad no la apuñalé porque los átomos del cuchillo nunca tocaron los átomos de su cuerpo>>. No podemos prescindir de la cultura sólo porque nos convenga. Bueno, sí que podemos, o convencernos de que eso es lo que hacemos, pero nos sentiríamos culpables de todas formas.- Suspiro. Es fácil hablar así, pero no explicar lo que siento en realidad. ¿Qué diría? Adam, quiero verte desnudo. Quiero chuparte la polla, tenderme y que me folles, pero no en un convento porque me sentiría sucia y mala, y seguramente voy a morir pronto; y aunque no creo demasiado en el cielo, he visto una entidad que afirmaba ser un dios recientemente y no me apetece arruinar todas mis posibilidades en el último momento.

sábado, 4 de abril de 2009

Una vez Morris Gleitzman

Una vez no me costó nada leer un libro. Aunque más que un libro parece un cuento. Sin embargo si digo que el protagonista de la historia es un niño judío y que narra como es su vida en 1942 seguro que todo el mundo pensará que nadie en su sano juicio escribiría un cuento para niños con este tema. Entonces digamos que es un libro de fácil lectura. No es muy largo además, motivo por el cual no he tardado nada de tiempo en leerlo.

Félix es un niño que es llevado a un orfanato por sus padres. Sí, por sus padres. Le dicen que tiene que fingir ser huérfano y que pronto irán a buscarle. Sin embargo su amor por los libros le hace escapar del orfanato cuando ve como unos nazis queman los libros (judíos, por supuesto) que había en el orfanato y emprende una búsqueda que le llevará mucho más lejos de lo que a él realmente le habría gustado llegar.

Una vez nos enseña lo fácil que podría ser la vida si la mirásemos desde los ojos inocentes e ingenuos -a veces demasiado ingenuo quizá- de un niño pequeño. Ojala todo fuera tan tan fácil.

Con respecto a la frase que suelo poner, he decidido poner únicamente la que aparece en la portada del libro, ya que no quiero desvelar ningún punto que pueda resultar importante en un libro tan sumamente corto.

Todo el mundo merece que le ocurra algo bueno en su vida. Al menos UNA VEZ.