Otra de las ideas de este blog era terminar el libro antes de escribir cada nuevo post, pero nada más coger Cometas en el Cielo me di cuenta de que lo mejor era ir escribiendo poco a poco hasta el punto de que este post lo estoy termiando a 26 páginas del final. Tal vez ocurra algo que me haga cambiar la idea que tengo de la novela, pero no lo creo. Y no porque no vea que el final pueda ser interesante (más bien todo lo cotrario), sino porque lo que ya me ha hecho sentir y pensar lo que he leído hasta el momento me basta para catalogarlo como uno de los mejores libros que he leído últimamente.
Los primeros capítulos, me tuvieron con el corazón en un puño sólo por el hecho de que el protagonista cuenta su historia de cuando era niño y, los niños sólo por el hecho de ser niños, son impredecibles. Amistad, traición y tradición se mezclan en esta novela dejándote en muchas partes sin respiración y deseando a veces que termine pronto , y otras que dure eternamente.
La historia trata de un niño afgano de buena familia que cuenta cómo es su vida. Sus miedos, sus ilusiones, sus aspiraciones en la vida, su relación con su padre y con su mejor amigo y finalmente la manera de perderlo todo. Es fácil sentir lástima por la vida del protagonista a pesar de que tiene todo. La envidia y los celos luchan contra el aprecio y la admiración que siente por ciertas personas y situaciones.
Hacia la mitad del libro la trama se tranquiliza a pesar de que siguen pasando cosas. Amir, el protagonista, pasa su juventud en Estados Unidos alejándose, no sólo de su país de origen, de la gente que conoce y de la que había sido su vida hasta ese momento, sino también de los fantasmas del pasado.
De la mitad del libro al final un Amir adulto vuelve a un Afganistán que no reconoce ya y en el que se reencontrará con él mismo y con los fantasmas que le han perseguido toda su vida. Otra vez se me encogió el corazón al leer ciertos capítulos en los que la visión más real del regimen talibán se refleja con toda su crudeza.
Es un libro que, en definitiva, te enseña que siempre hay un momento en la vida para volver a ser bueno.
-Muchas gracias -dijo en inglés. Lo hizo con un acento muy marcado. Me había dicho que era lo único que sabía decir en inglés, eso y Que tengas un buen día>>.
Ella se echó a reír.
-De nada. -Volvió a su mostrador taconeando.
-Que tengas un buen día -añadió Sohrab.