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jueves, 21 de enero de 2010

ALÉXANDROS II - Las arenas de Amón Valerio Massimo Manfredi

Todo el mundo con el paso del tiempo va formando su personalidad y va decidiendo los valores por los que cree que merece la pena vivir, luchar y morir. Alejandro, rey de Macedonia, no iba a ser menos y a lo largo de la segunda parte de la trilogía se va viendo una evolución en su persona.

Alejandro sigue siendo un "niño" de veinte años cuando llega a Asia y tiene que tomar decisiones que quizás terminen siendo erróneas, pero que nadie se atreve a discutirle.

Lo que destacaría de Las Arenas de Amón sobre todo es la lucha tanto directa como indirecta entre Memnón y Alejandro. Memnón es un mercenario griego que ha jurado fidelidad al Gran Rey Darío y que por lo tanto lucha del lado de los persas; es decir, en contra de Alejandro. Sin embargo éste, que aprecia tanto a los buenos amigos como a los buenos enemigos, le considera el único rival digno para él. No quiere luchar contra Darío; no quiere luchar contra un ejército cualquiera de persas; sólo quiere enfrentarse con Memnón y con sus soldados cara a cara. A pesar de que se ven una única vez se hacen la guerra el uno al otro durante casi todo el libro utilizando diferentes estrategias y devolviendo todos y cada uno de los golpes.

En una de las batallas la tropa de Alejandro sufre importantes bajas y éste decide ir a negociar con Memnón que le dejen recuperar los cuerpos sin vida de sus soldados

-¿Por qué has traído la guerra a estas tierras?

- Los persas fueron los primeros en invadir Grecia. Yo estoy aquí para vengar la destrucción de nuestros templos y de nuestras ciudades, para vengar a nuestros jóvenes caídos en Maratón, en las Termópilas, en Platea.

-Mientes -replicó Memnón-. No te importan nada los griegos y a ellos no les importas nada tú. Dime la verdad. No le hablaré de ello a nadie.

El viento aumentó de intensidad y envolvió a ambos guerreros en una nube de polvo rojizo.

- He venido para construir el más grande reino que se haya visto jamás en la tierra. Y no me detendré hasta haber alcanzado las olas del Océano del fin del mundo.

-Es lo que me temía -asintió Memnón.

-¿Y tú? No eres un rey, no eres ni siquiera persa. ¿A qué tanta obstinación?

-Porque odio la guerra. Y odio a los jóvenes alocados y desconsiderados que, como tú, quieren conquistar la gloria a costa de ensangrentar el mundo. Yo te haré morder el polvo, Alejandro. Te obligaré a volver a Macedonia, a morir de una puñalada como tu padre.

El soberano no reaccionó ante la provocación.

-No habrá nunca paz mientras haya fronteras y barreras, lenguas y costumbres distintas, divinidades y creencias diferentes.

He puesto este fragmento de la novela porque la última frase de Alejandro me parece terriblemente cierta. Según parece las fronteras son las culpables de la mayoría de guerras; y eso nos guste o no, siempre ha sido, es y será una verdad indiscutible.

Como ya dije en el post anterior no conozco nada de la vida y milagros de Alejandro Magno, por lo que no sé cómo acabará la trilogía. Lo que sí sé es que me he descubierto muchas veces pensando en Alejandro mientras hacía otras cosas. Caminando por la calle, haciendo la compra e incluso un par de veces ¡en clase de danza del vientre!. Me tiene enganchada a sus historias y estoy segura de que cuando acabe la trilogía volveré a leer más cosas sobre él. Ahora mismo sólo espero que el tercer libro no me defraude.

3 comentarios:

Carlos dijo...

Este Alejandro era así. Todavía tiene mejor pinta la trilogía ;)

La frase que destacas es buena, pero también es interesante la postura de Memnón, su odio a la guerra.

La Paz nunca ha existido en la Tierra, y llevamos millones de años en ella ...

¡¡Ahora a por la tercera parte!!

Narayani dijo...

Sí, en cuanto terminé la segunda empecé con la tercera.

Está claro que es mejor la postura de Memnón, pero por desgracia es más real la de Alejandro.

El otro día estuve mirando libros de Manfredi y no descarto leer alguno de los primeros que escribió a ver si se nota evolución y esas cosas. Me gusta mucho cómo escribe.

Eva dijo...

Narayani, me alegro de que te esté gustando esta trilogía tanto como a mí. Espero ansiosa tu tercera y última reseña. Un abrazo.