
Muchas veces he visto este libro en librerías, bibliotecas, blogs, y un largo etcéreta de lugares. Es un clásico dentro de los clásicos y no sabía porqué. Ahora ya lo he leído y, aunque he averiguado una parte de ese porqué, creo que me queda mucho por entender. Quizás es que esperaba algo más claro el final o que quiero buscarle tres pies al gato y veo interpretaciones donde no las hay, pero el caso es que creo que no he entendido bien el libro. Sí, señoras y señores, no he entendido El Principito...
Hace unos meses, como muchas otras veces, sentí el impulso de comprar el libro. Llevaba otros en la mano y cuando vi El Principito (que además estaba a muy buen precio) me dije "¿Cuánto tiempo más vas a dejar pasar su lectura?" así que sin pensarlo lo cogí y lo pagué con los demás.
El otro día mientras estábamos de Safari en el Parque Nacional de Taranguire en Tanzania (por cierto, he terminado el Diario de viaje. Lo dejo aquí por si queréis ver alguna fotillo o leer alguna parte concreta del viaje) Sofía, una de mis compañeras de viaje me dijo que los baobabs salían en El Principito y yo me acordé de mi libro, que me esperaba pacientemente en la estantería de mi habitación a que me decidiera a leerlo. Sarah, otra de mis compis de viaje, está enamorada de estos árboles. Le hacía mucha ilusión verlos y también fotografiarlos así que fueron un tema bastante recurrente en el viaje (durante el safari, no en la ascensión al Kilimanjaro)

Así las cosas El Principito tenía que ser mi siguiente lectura sí o sí.
Una de las cosas que más me han gustado ha sido la dedicatoria del principio:
A LEÓN WERTH
Pido perdón a los niños por haber dedicado este libro a una persona grande. Tengo una seria excusa: esta persona grande es el mejor amigo que tengo en el mundo. Tengo otra excusa: esta persona grande puede comprender todo; hasta los libros para niños. Tengo una tercera excusa: esta persona grande vive en Francia, donde tiene hambre y frío. Tiene verdadera necesidad de consuelo. Si todas estas excusas no fueran suficientes, quiero dedicar este libro al niño que esta persona grande fue en otro tiempo. Todas las personas grandes han sido niños antes. (Pero pocas lo recuerdan.) Corrijo, pues, mi dedicatoria:
A LEÓN WERTH
CUANDO ERA NIÑO
¡Qué importante es no olvidar que fuimos niños! ¿Verdad?
El Principito aparece un día en la vida de nuestro protagonista como por arte de magia. Aparece en el desierto mientras el narrador se encontraba arreglando su avión. El Principito llega con su bonita risa y sus historias de planetas lejanos para entretenerle. Le cuenta que se ha enfadado con una flor, "su" flor, y que por eso ha abandonado su pequeño planeta. En su viaje conoce distintos personajes, pero en ninguno encuentra lo que realmente anda buscando... hasta que llega a la Tierra. En la Tierra conoce un zorro al que domestica para poder tener un amigo. Se da cuenta de que al domesticarle ha creado un vínculo entre los dos que ya no se podrá romper nunca. Y lo que es más importante, se da cuenta de que la flor con la que se ha enfadado también tiene un vínculo que le une a él. Ha encontrado el sentido de la vida.
Cuando el narrador del cuento se tiene que despedir del Principito se da cuenta de que éste le ha domesticado. Ahora no sabe cómo va a vivir sin él cerca.
Es una historia de amistad en toda regla. Una bonita historia, todo sea dicho de paso. Sin embargo, como decía al principio del post, no he entendido bien el final.
Para los que lo habéis leído os dejo una pregunta ¿Qué significa para vosotros el pacto con la serpiente? ¿Existe realmente el Principito o fue una alucinación por la falta de agua?
En fin, hoy os he dejado una reseña muy chapucera pero no sé que más decir del libro a parte de que me ha gustado, me ha hecho reflexionar sobre algunas cosas y me ha dejado opción de imaginar distintos y muy variados finales.