¿No encuentras algo? Búscalo aquí

lunes, 25 de junio de 2018

El primer café de la mañana - Diego Galdino

Hay algunos libros que no son nada conocidos pero que te llaman la atención por algo. En este caso la portada y el título me gustaron, pero he de reconocer que lo que me convenció al final fue el precio (5,95€). Y es que da un poco de "miedo" gastar el dinero en un libro del que nunca has oído nada, ¿no os pasa lo mismo?

Massimo es el dueño de una pequeña cafetería situada en una plaza en el barrio del Tratevere, en Roma. Recuerdo que esa zona de la ciudad me gustó mucho cuando estuve allí, así que el encanto de la zona ha estado muy presente al leer la novela. En la cafetería siempre se dan cita las mismas personas, es decir, los vecinos de toda la vida. Por eso cuando Geneviève entra un día a comer algo no pasa desapercibida. Massimo se fija en ella nada más poner un pie en la plaza, pero no consigue llamar su atención. Al menos no de una manera positiva.

Geneviève no habla italiano y él no habla francés, así que la primera vez que se encuentran ella se termina marchando enfadada y humillada por culpa de los parroquianos, que están venga a soltar bromas que no entiende. Después de eso, cada vez que intentan hablar hay malentendidos y al final terminan las conversaciones antes de tiempo. Por suerte para Massimo, que ha sentido un flechazo, ella se quedará por el barrio y tendrá tiempo y oportunidades de enmendar su error del comienzo.

Ella es aficionada al té y él adora el café así que decide introducirla en el mundo cafetero a base de probar las recetas de la cafetería.

Además de los personajes principales hay tres más que a mí me han gustado: la señora María, Dario y la hermana de Massimo, Carlotta. Los tres son importantes para él y son buenas personas, de esas que te gusta tener siempre cerca. Me han resultado entrañables.

Es una novela sencilla, de esas que intuyes que van a acabar bien y que aun así lees porque sabes que te van a hacer pasar un rato entretenido. Yo la disfruté mucho y además me hizo rememorar mi viaje a Roma (¡Por favor, qué calor pasé!) Para mí es perfecta para leer en verano, aunque tampoco pasa nada por esperar al invierno y leerla con una taza de café en la mano y una mantita...


Para finalizar comentar que el libro termina con una lista de cafés en la que explican cómo prepararlos y cómo es la persona que lo toma. Nada para tomarse en serio, ni mucho menos, pero divertido para echarle un ojo...



5 comentarios:

Anónimo dijo...

Grazie per aver letto il mio libro quando ricapiterai a Roma passa da me per un caffè... :-)

Diego Galdino

Margari dijo...

Hay veces que apetece sólamente esto, una novela sencilla, sin más. Me la apunto para esos momentos.
Besotes!!!

Mónica-serendipia dijo...

La leí hace algunos años y me encantó. Es muy feelgood :-))) Da igual que sepas que acabará bien o que sea sencilla, es tan agradable de leer y los personajes son tan entrañables... ¡Yo también pasé muchísimo calor en Roma! Fui en pleno agosto y recuerdo que al final entraba en las iglesias tanto para admirar su arquitectura y sus obras de arte como para encontrar un poco de fresco XD Besos.

Marisa G. dijo...

Por ese precio no está mal. Parece que es de esas lecturas a las que no se les pide mucho pero entretienen un montón. Besos

Narayani dijo...

¡Gracias por comentar, Diego! ¡Bienvenido al blog! No sé cuándo volveré a Roma, pero si pasas por Madrid avisa para tomar un café ;)

Mónica, me pasó exactamente lo mismo con las iglesias en Roma, jajaja. Me acuerdo de estar sentada en un banco del final durante un buen rato...

Besos!