Ya estoy otra vez ante un folio en blanco que no sé cómo
rellenar, y es que June y sus lobos me han gustado tanto que creo que no podré
hacerles justicia. Deja escapar a los lobos es otro de esos libros que me traje
del trabajo y que, no sé muy bien porqué, a punto estuve de dejar
escapar.
Estamos en Nueva York en los años 80 y el sida es un tema
tan temido como desconocido. June, nuestra protagonista, es una niña
adolescente bastante (muy) especial. Le gusta la soledad, pasear por el bosque con su vestido y sus botas de la Edad Media imaginando que vive en una época que no le ha tocado vivir. No tiene amigos y su hermana, la única persona cercana en edad que podría comprenderla, hace mucho que le dio la espalda así que tampoco puede contar con ella para nada. Por eso lleva tan en secreto su enamoramiento. No lo puede compartir con nadie. Además, ¿cómo iba alguien a entender que se ha enamorado de su tío homosexual que, para más inri, está a punto de morir de sida? Complicado.
Finn, el tío Finn para June y su hermana Greta, es un pintor muy importante que decide que su última obra sea un retrato de sus dos sobrinas juntas. Su muerte está cercana, todos lo saben, así que intentan aprovechar cada momento juntos mientras pinta el cuadro cada domingo. Greta, adolescente rebelde y brillante a la vez, decide dejar de visitarle, cosa que June aprovecha para que el tío Finn le dedique su tiempo en exclusiva. No sé si me atrevo a decir que Finn es el protagonista de la novela, porque realmente es June, pero lo cierto es que es alrededor de Finn de quien gira la historia. Se habla de su vida, de su enfermedad, de lo que queda cuando él ya no está. En definitiva, está siempre presente.
Cuando el tío Finn muere, (al principio del libro, no es espoiler), aparece en escena otro personaje muy importante: Toby, el novio de Finn. Nadie le había hablado a June de este novio pero poco a poco comienza una relación de amistad con él con el único motivo de no olvidar a su tío. No será de buenas a primeras, sino que poco a poco irán conociéndose, compartiendo recuerdos que el otro no conoce y disfrutando de todo lo que le gustaba a Finn.
Para mí hay dos historias diferenciadas pero interrelacionadas. Por un lado tenemos esta historia que os acabo de contar, la de Toby y June, y por otro tenemos otra, que a mí me ha gustado más, que es la de Greta y June. Greta se ha vuelto muy chulita. La han ido a ver al instituto mientras actuaba en una obra de teatro y la quieren llevar a Broadway. Lo suyo con el teatro es innato. Le sale solo. Parece que todo le da igual y que sólo quiere llamar la atención y triunfar en el mundo del espectáculo, pero enseguida nos damos cuenta de que no es eso lo que busca, sino que todo lo que hace y dice es un grito pidiendo ayuda. Personalmente me quedo con este personaje a pesar de tener muchas más cosas en común con June que con ella y de que no es el personaje principal. Me ha gustado mucho.
Por lo demás nos encontramos con una historia bien contada, que nos traslada al Nueva York de los años 80 y donde se nos muestra el miedo que se le tiene al sida (sin centrarse en los horrores de la enfermedad, todo sea dicho de paso). Se habla del sida con miedo, con repulsa, con respeto pero sobre todo se habla desde la ignorancia. Ahora conocemos muchas más cosas que antes sobre el sida pero en aquellos primeros años lo único que querían todos era estar lo más lejos posible de una persona contagiada. Demasiadas dudas, demasiado miedo. Todo completamente justificado, en mi opinión.
En resumen Deja escapar a los lobos me ha gustado mucho. Me ha sorprendido mucho, más teniendo en cuenta que casi la dejo escapar cuando la tuve en la mano la primera vez. Me ha despertado muchos sentimientos.
Aquella
tarde, nuestro tío Finn estaba pintando un retrato de mi hermana Greta y de mí
porque sabía que se estaba muriendo. Sucedió después de que yo comprendiera que, de mayor, ya no iba a
mudarme a su piso para vivir con él el resto de mi vida. Cuando ya no creía que
toda esa historia del sida fuera una especie de gran malentendido. La primera
vez que el tío Finn nos lo pidió, mi madre se negó. Dijo que tenía algo de
macabro. Le resultaba muy doloroso imaginarnos a las dos sentadas en el piso de
Finn, con sus grandes ventanales y aquel
aroma a lavanda y naranja; imaginarse a su hermano mirándonos como si fuera la
última vez que nos vería. Además, añadió, se tardaba mucho en ir de Westchester
a Manhattan. Se cruzó de brazos, miró los ojos azules de pajarito que tenía
Finn y le dijo que no disponía de mucho tiempo esos días.
–A mí me
lo vas a decir –repuso él.
Aquello fue lo que venció su
resistencia.
4 comentarios:
A primera vista, pensaba que este libro no me iba a llamar nada; no sé, ambientación ochentera, portada fea (lo siento, no me gusta nada), me daban mala espina... Pero vaya sorpresa lo que has contado! El argumento me ha dejado descolocada y la verdad es que me causa mucha curiosidad... Jo, que me voy de aquí con más tarea de la que vine! 1beso!
No me hubiera fijado en este libro. Y ahora me has dejado con mucha, pero con mucha curiosidad. Caerá, no sé cuándo, pero caerá.
Besotes!!!
Justo el viernes tuve esta novela en las manos. Fue por casualidad, curioseando por una librería mientras esperaba a que se hiciese la hora en la que había quedado con una amiga por allí cerca. Y me tentó. Ahora me encuentro tu estupenda reseña y estoy segura de que me encantaría leerla. A la próxima no la dejo escapar :-))) Bss
Uy, qué buena pinta!
Me lo llevo =)
Besotes
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