El nombre de una calle de Granada consiguió traerme recuerdos de mi época en el colegio. Sólo era una palabra, pero ¡qué palabra! Para mucha gente no significará nada, seguramente ni repararán en ella, pero a mí me provocó unas ganas enormes de leer el romancero español de nuevo
Y es que cuando no te puedes sacar algo de la cabeza lo mejor es hacer todo lo que esté en nuestra mano para poder hacerlo. Después de pasar un día con las palabras "Abenamar, Abenamar, moro de la morería" repitiéndose en mi cabeza como un mantra decidí que tenía que leerlo. Y, ¿por qué leer sólo uno si tenía un libro llenito de romances? Pues eso, rescaté el ejemplar que leí en el colegio y me puse manos a la obra.
Como ya me ocurriera cuando era pequeña, los que más he disfrutado han sido tres en los que las protagonistas son mujeres fuertes y valientes, capaces incluso de librar una guerra por proteger a otras personas de la batalla. Son de los tres de los que voy a hablar pero os recomiendo hacer un hueco también a los demás.
Romance de Gerineldo y la infanta
-Gerineldo, Gerineldo,
paje del rey más querido,
quién te tuviera esta noche
en mi jardín florecido.
Así empieza este romance en el que la infanta se enfrenta a su padre, el rey, para que le de a un paje por esposo. Una mujer valiente, para los tiempos que corrían, sin duda.
Romance de La doncella guerrera
-No maldigáis a mi madre,
que a la guerra me iré yo;
me daréis las vuestras armas,
vuestro caballo trotón.
En esta ocasión se trata de una mujer que marcha a la guerra en nombre de su padre. Se hace pasar por hombre pero eso no le impide sentir como mujer...
Romance de La condesita
Grandes guerras se publican
en la tierra y en el mar,
y al conde Flores le nombran
por capitán general.
Lloraba la condesita,
no se puede consolar;
acaban de ser casados
y se tienen que apartar.
Antes de la separación él le dice que si en unos años no vuelve que le de por muerto, pero ella no se rinde y años después sale en su busca.
Me ha gustado mucho volver a leer los romances y a disfrutar de las ilustraciones de Francisco Solé, que son en blanco y negro pero que en algunos casos me dediqué a darles algo de color. No quedó mal del todo...
2 comentarios:
Son varios los libros de romances los que tengo en casa. Me encantan! Creo que la culpa la tiene una profesora de facultad, que tiene pasión por este género y con la misma pasión los explicaba. ¡Cómo disfrutaba sus clases!
Besotes!!!
Hubo una temporada (con 14-15 años) que me dio por leer mucha poesía, entre la que caían romances, por supuesto =)
Besotes
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