En un intento de conocer mejor la cultura japonesa antes de
mi viaje a Japón me hice con un par de
libros de escritores nipones. El que traigo hoy es de una autora llamada Yoko
Ogawa y tiene muy buenas –y merecidas– críticas.
La historia nos la cuenta una mujer joven con un hijo que trabaja
como asistenta en casas privadas. Va allí donde su empresa la envía y se encarga
de la limpieza, de la cocina y de ser discreta desde la mañana hasta la noche. Cuando
le asignan la casa del profesor va con un poco de miedo porque antes que a ella
han enviado a otras muchas mujeres que no han aguantado y han pedido que les
den otros clientes. Sin embargo, lo que a otras echa para atrás, a ella le
parece entrañable y muy interesante así que no tarda en acostumbrarse al
profesor y a sus 80 minutos de memoria, porque sí, el profesor tiene, desde
hace muchos años, una retentiva de solo 80 minutos. Pasado ese tiempo resetea y
vuelve a empezar de cero si no tiene un hilo conductor que le ayude a recordar
a la persona que está con él. Lo único de lo que no se olvida nunca, son los
números. Las matemáticas son su vida y disfruta no solo estudiándolas él, sino enseñándolas.
Un día, en una conversación entre ambos personajes, el
profesor se entera de que la mujer tiene un hijo y se alarma tanto porque esté
solo en su casa mientras su madre está dándole de cenar a él, que le dice que a
partir del día siguiente tiene que llevarle allí. Así es como Root (el niño),
el profesor y la mujer comienzan una relación de amistad, pero sobre todo de
respeto y admiración mutua.
Las partes que yo, desde mi ignorancia más profunda,
quitaría de la historia, son las que hablan de fórmulas matemáticas. Lo siento,
los números me aburren mucho muchísimo, y no se me dan bien, por eso, cuando se
centraban demasiado en una explicación matemática, a mí me perdían durante un
rato. Por lo demás, para mí, la novela es de diez.
El personaje del profesor es entrañable y cuesta no caer
rendida a sus pies desde el primer momento. La capacidad para apasionarse por
los números y de transmitir esa pasión, la vulnerabilidad que le provoca su
memoria a corto plazo y la reacción que tiene ante algunas situaciones hace que
queramos protegerle siempre.
Sin duda es una novela recomendable, a pesar de las partes
que comentaba anteriormente de las matemáticas (no me hagáis caso en ese
sentido, no todo el mundo siente “aversión” por los números como yo) Tiene una
historia bonita, está bien contada y deja poso.
¿Qué más se puede pedir?
5 comentarios:
A mí no me aburrió ni la parte matemática. Me encantó este libro. He leído un par de libros más de la autora pero, para mi gusto, no han llegado a la altura de éste.
Besotes!!!
Justamente lo que me ha alejado de este libro son las partes matemáticas, yo y esta ciencia no somos demasiado amigas, así que ya puedes imaginar, sin embargo me sigue atrayendo
¡Hola!
La verdad es que nunca había oído hablar de una novela con un planteamiento así, me parece muy interesante, además de que la autora es nipona, y nunca he leído a una escritora de allí.
A mí tampoco me gustan las matemáticas, siempre se me dieron muy mal. Pero a veces cuando las encuentro en los libros sí que me gustan. En el Asesinato de Pitágoras me gustó la parte más matemática, pero bueno, tendría que ver cómo se presentan exactamente aquí.
De cualquier forma, me llevo el libro apuntado. Suena genial :)
Lo de que deja poso es lo más importante, a mi los números me imponen un poco e? siempre he sido más de letras jaja.
La verdad es que me tiene indecisa, por un lado digo que si pero por otro...
Un beso!
Yo leí otro título: La piscina, creo recordar. No me gustó demasiado y ya no he vuelto a repetir. De momento no me animo. Un besote!
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