Muchas veces el azar me lleva a encontrar libros de los que nunca antes había oído hablar y que resultan ser pequeñas joyas. Y digo pequeñas por su tamaño, porque si tenemos en cuenta el contenido tendríamos que hablar, al menos en este caso, de gigantes. Igual que los molinos de Don Quijote.
Compré, sin saber quién era el autor ni que se trataba de una saga, la tercera parte de Canción de hielo y fuego, la cual está dividida en tres tomos. Al ver en la tienda que se vendían los tres tomos juntos interpreté que era una trilogía, pero al llegar a casa y empezar a investigar por internet me di cuenta de hasta qué punto estaba equivocada. Se trata de una saga con varios libros, y lo que yo compré aquel día era el libro tercero pero dividido en tres libros. De todos modos al ver que no había un solo comentario que pusiera mal el libro me decidí y compré las dos primeras partes, divididas a su vez en dos tomos cada una.Por un lado está la familia Stark, que vive en Invernalia y que está acostumbrada a vivir a bajas temperaturas. El señor de Invernalia Eddard Stark se convierte en la Mano del Rey Robert, lo cual no significa otra cosa que se tiene que encargar de hacer el trabajo del Rey mientras éste no quiera o no pueda desempeñar su papel y realizar sus funciones.
Por último está el Muro, que es el lugar donde se encuentra la Guardia de la Noche. El Muro se encuentra al norte de Invernalia, y es un lugar tan frío que no es fácil mantenerse con vida. Los guardias de la noche se encargan de vigilar que nada ni nadie atraviese el Muro (una fortificación de hielo). Jon Nieve, el hijo bastardo de Eddard Stark, no tiene otro remedio que ingresar en la Guardia. Allí, con el paso del tiempo, entiende lo que realmente significa tener hermanos.
Me resulta muy complicado, teniendo en cuenta la cantidad de personajes y de tramas que hay en el libro, explicar en detalle todo lo que ocurre. Por eso creo que lo mejor por ahora es dejarlo aquí y esperar a la segunda parte, del libro primero, para explicar más cosas.
-Cierto, niña -asintió Ser Jorah-. Y si vuestro hermano es la sombra de una serpiente, ¿qué somos los que le servimos? -había amargura en su voz.
-Pero, aún así, es el verdadero rey, Es...
-Decidme la verdad -le pidió Jorah mientras detenía el caballo y la miraba-. ¿Queréis que Viseys se siente en un trono?
-No sería buen rey, ¿verdad? -dijo Dany después de meditar un momento.
-Los ha habido peores..., pero no muchos. -El caballero volvió a poner su montura al paso.
-De todos modos -insistió Dany situándose junto a él-, el pueblo llano lo espera. El magister Illyrio dice que están bordando estandartes de dragones y rezando por que Viserys cruce el mar Angosto y regrese para liberarlos.
-El pueblo llano, cuando reza, pide lluvia, hijos sanos y un verano que no acabe jamás -replicó Ser Jorah-. A ellos no les importa que los grandes señores jueguen a su juego de tronos, mientras los dejen en paz. -Se encogió de hombros-. Pero nunca les dejan en paz.




