Tenía este libro en mi estantería desde hace mucho tiempo y, como con otros muchos, no encontraba nunca el momento de ponerme con él. El otro día sin embargo lo tuve en la mano y sentí que era su momento y no me lo pensé más. Es curioso cómo son, los propios libros, los que nos dicen cuándo quieren ser leídos.
Después de leer El bostezo del puma y El síndrome de Mozart supe que seguiría leyendo a Gonzalo Moure porque me gusta lo que cuenta pero sobre todo cómo lo cuenta. Su forma de escribir es poética, directa y sencilla y consigue transportarte allí donde la acción se desarrolla. De verdad si no le conocéis no dudéis en buscar alguno de sus libros para que sepáis de qué os hablo.
Silvestre en un niño atípico y solitario. Vive en el campo, rodeado de caballos y estudiando a todos los seres vivos de su alrededor. Entiende de pájaros, de plantas, de perros y de todo lo que se puede conocer viviendo, no sólo al aire libre, sino también el aire libre. Le gusta donde vive y lo disfruta y aunque a veces siente curiosidad por lo que ocurre en la gran ciudad prefiere estar donde está.
Homero es un hombre hecho y derecho ya, con un hijo adolescente de la edad de Silvestre aproximadamente. También es un apasionado de la naturaleza pero no sabe transmitir la pasión que transmite Silvestre cuando habla de los animales. Por eso cuando le conoce no lo duda y le propone presentar un programa de televisión en el que se hablará de naturaleza. Pero como se dice no es oro todo lo que reluce y Silvestre se verá en una encrucijada de la que es fácil, y a la vez difícil, salir. Basta con seguir tus principios o con dejarlos a un lado y eso, queridos amigos, no es fácil de hacer.
He leído ¡A la mierda la bicicleta! en dos sentadas. Es un libro juvenil, como todos los de Gonzalo, pero que no está de más que leamos los adultos también. Ya os digo que tenemos mucho que aprender de quienes no están aún corrompidos por la fuerza de la sociedad.
En cuanto al nombre del libro me resultó curioso que le pusieran ese nombre a un libro dirigido a jóvenes pero tengo que reconocer que tiene algo que atrae. A mí me dio mucha curiosidad. En el libro se habla mucho de caballos y de naturaleza, no así de bicicletas, así que nos preguntaremos durante gran parte del libro el porqué de este título. No os preocupéis que se explica, aunque no seré yo quien lo haga...
En resumen, ¡A la mierda la bicicleta! me ha gustado mucho. Me ha encantado conocer a Silvestre y saber que todavía puede haber gente tan apasionada de la naturaleza como él. Se lee muy rápido y es muy entretenido. Como os decía al principio os lo recomiendo.
Una noche los dos [gatos] descansaban de sus juegos y se miraban a la cara, con curiosidad. Yo me di cuenta entonces de que el gris veía la cara del siamés y debía pensar que así era él mismo, puesto que carecía de espejo para conocerse. Mientras, el siamés miraba a su hermano gris y creía que así era él.
12 comentarios:
Me has convencido me apunto al autor. Muchos besos.
Pues yo no conocía al autor, pero tu reseña es tan cálida que habrá que tenerlo en cuenta.
Un beso.
Pues yo no conocía al autor, pero tu reseña es tan cálida que habrá que tenerlo en cuenta.
Un beso.
No lo conocía peor me ha gustado la recomendación, a mi que sea juvenil no me echa atrás.
Besos
Me alegro de que os haya picado el gusanillo :)
Besos!!
Un autor al que tengo apuntado gracias a ti. A ver cuándo me animo de una vez a leer algo suyo!
Besotes!!!
Pues no sé qué decirte, no me termina de convencer: no porque sea juvenil, sino que me da que no me va a hacer tilín... Lo dejo pasar. 1beso!
Está claro que no todos tenemos que tener los mismo gustos, Tizire :)
Margari, yo creo que a ti sí te puede gustar...
Besos a las dos!!
Hola guapa!
No lo conocía, pero por tu reseña pinta genial. Besotes
No lo conocía, ni he leído nada anterior del autor, te veo tan convencida que lo anoto sin dudar como futurible. Un besote!
Ya, Meg, es que tengo predilección por este autor ;-) Creo que su forma de escribir es muy bonita.
Besos!
Jjajajaj curiosas estas dos lecturas, por títulos al menos.
Besotes
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