Tenemos dos personajes principales: Adam y Deirdre.
Los dos son del mismo pueblo y estuvieron saliendo en su adolescencia, pero después cada uno tiró por su lado. ¿El problema? Que se separaron de una manera tan ilógica y tan repentina, que ambos tienen la espina clavada. En el caso de él porque hizo mal las cosas y quiere arreglarlas; en el caso de ella, porque el rencor no le deja arrancar esa espina que tanto daño le está haciendo.
Adam se convirtió en un cantante country de éxito, pero los malos hábitos le llevaron a caer en picado. Ahora, rehabilitado de sus adicciones, vuelve al pueblo para un homenaje que le quieren hacer por ser una estrella. Él, que se sabe casi acabado por culpa de las drogas y el alcohol, decide ir acompañado de una periodista y un equipo de televisión para que hagan un reportaje sobre su vida y pueda, así, volver al estrellato. La periodista, como buena profesional del corazón que es, querrá encontrar, no solo el pasado de Adam, sino también todos sus trapos sucios.
Deirdre se quedó en el pueblo y se convirtió en profesora en su antiguo colegio. No tiene a mucha gente a su alrededor porque su madre falleció y con su padre no se habla. Curiosamente, los padres de Adam son quienes la acogen en su casa como si fuera su propia hija. También tiene una mejor amiga que la escucha siempre y la apoya en todo lo que hace.
Casi veinte años después, no solo van a volver a verse, sino que además, Deirdre tiene que organizar toda la semana de festejos en honor de su antiguo amor de adolescencia y las cosas, por supuesto, no saldrán para nada como lo habían planeado; ni el uno, ni la otra.
Ha sido una lectura sencilla y entretenida con un final previsible, pero bonito (ya sabéis que las historias románticas suelen serlo siempre). Yo lo leí en un par de ratos y lo disfruté mucho. Cada vez que podía volvía al libro, para ver cómo seguía la historia.
Me ha gustado mucho el personaje de Adam y el de sus padres, que son encantadores con todo el mundo. Con Deirdre he empatizado menos, porque no entiendo muchas cosas de las que hace... o no hace, y, aunque puedo entender su rencor y su frustración no termino de entender su actitud. April, la periodista, también me ha gustado bastante porque es la única que parece tener las ideas claras sobre lo que quiere. Lo quiere y va a por ello. No espera a que se lo traigan hecho.
En definitiva, una historia de segundas oportunidades en el que las cosas no son como parece en un principio. No hay, como en muchas otras rupturas, ni vencedores ni vencidos, ni culpables ni inocentes. Cada uno tiene que asumir su parte dentro de la historia y muchas veces llegar a esa conclusión lleva mucho tiempo.