Llevo mucho tiempo leyendo comentarios sobre las novelas de Màxim Huerta y de su especial manera de escribir. Este año, el día de los enamorados, pusieron el libro que traigo hoy como uno de los títulos de Kindle Flash, y como todavía no había leído nada suyo fui directa al botón de comprar.
Como os imaginaréis, no me ha defraudado.
Violeta es una joven que sale de la casa de sus padres en Madrid para caer a trabajar en la floristería de Dominique en París. Podríamos decir que estos dos personajes son los principales, pero eso no quita para que haya otros muy importantes como Mercedes o Tilde, otras dos españolas afincadas en el mismo barrio parisino desde la guerra, o la propia floristería. Sí, como os lo cuento, la floristería parece que tiene vida propia, tiene personalidad y eso la hace ser muy especial, como la manera de escribir de Màxim.
Violeta está huyendo de su vida y necesita un lugar en el que refugiarse. Dominique, un hombre mayor, viudo desde muy joven, busca ayudante en la tienda. Surge así una relación entre ellos un tanto peculiar. Casi como abuelo y nieta. Una historia entrañable aunque también es cierto que en algún momento me ha dejado un poco confusa, sin saber qué pensar de ellos.
Dominique es un hombre viudo. Su esposa murió cuando aún eran muy jóvenes y decide vivir su vida feliz porque es lo que a ella le habría gustado. Sin embargo, no siempre la felicidad que siente es real. Le gustaría estar con ella, la espera, todo lo que hace lo hace por y para ella, por si un día le da por volver. Y se da cuenta de que eso no puede ser, que en verdad vive anclado en el pasado.
Tilde y Mercedes me han gustado mucho. Las dos llevan muchos años en París, llegaron huyendo también de sus vidas, como Violeta, sólo que ellas no consiguieron avanzar. Se quedaron "estancadas" allí. Violeta intenta darle sentido a su vida de nuevo, reconducirla. Algo que seguro va con la época que les ha tocado vivir a cada una. Violeta sabe que hay opciones, que puede seguir ella sola si es necesario. Mercedes y Tilde no lo sabían. No se lo ponían fácil y tenían muchas cosas interiorizadas que no las dejaban seguir adelante.
La floristería es el punto de encuentro, allí donde todos se han conocido, y allí donde todos vuelven siempre. Un personaje más que a todos nos gustaría conocer.
Cada personaje tiene su propia historia, todas bonitas, tristes, dolorosas, pero que a la vez han creado a personas fuertes y valientes. De esas que merecen la pena conocer.
Quedan días para demostrarle a una persona que no me conoce de nada que soy buena madre. Que puedo serlo. Y no hay horas suficientes al día para llorar tanto miedo.
La narración es un poco diferente a lo que estamos acostumbrados, los personajes se van quitando la palabra los unos a los otros, incluido el narrador, -a quien llaman por este nombre-, y no sabes quién está hablando hasta que no se identifica en su forma de hablar o a través de la historia que está contando.
En resumen, me sumo a las reseñas positivas que Màxim Huerta ha ido recolectando. Me ha gustado el libro y me ha gustado mucho la sensibilidad con la que escribe. Leeré sin duda más libros suyos. Posiblemente muy pronto...