Hasta hace relativamente poco tiempo no me había fijado en que los cascanueces aparecen siempre en época navideña. (Sí, lo sé, estoy a por uvas, pero es lo que hay). Están ahí, pero para mí son más bien invisibles, los pobres. Digamos que me generaban indiferencia. Este año, no me preguntéis por qué, he estado tentada de comprar alguno para adornar mi casa, pero antes de lanzarme de cabeza me pregunté: ¿qué significado tienen realmente? y ¿de verdad están tan relacionados con la Navidad?
Hoy os traigo la respuesta, por si os estabais haciendo las mismas preguntas que yo.
Para mí solo había una manera de averiguarlo, así que busqué una edición bonita del libro y me zambullí en la historia. Lo primero que tengo que decir es que encontré una edición maravillosa de la editorial Blume que, aunque un poco más cara de lo que había esperado, merece mucho la pena. Está ilustrada a todo color y tiene todos los detalles muy cuidados: ilustraciones a doble página, inicios de capítulos con su propio título, filigranas en todas las páginas y una buena traducción. No sé vosotros, pero yo no puedo pedirle mucho más a un libro.
La historia comienza el día de Nochebuena cuando la familia Stahlbaum se junta para abrir los regalos de Navidad. Todo es muy idílico: las luces, el ambiente, el amor que se profesan, los regalos, la comida. Digamos que nos presentan la imagen navideña perfecta. Marie, la hija pequeña, recibe una muñeca y un vestido, y su hermano Fritz un ejército de húsares y un caballo de madera. Sin embargo, lo que más le gusta a Marie es un soldado Cascanueces que les regala su padrino y que Fritz rompe nada más recibirlo. Marie, conmovida por lo delicado del juguete, decide cuidar de él, lo envuelve en un pañuelo y se lo lleva lejos de su hermano.
El padrino Drosselmeier crea mecanismos para los juguetes, lo que los hace mucho más especiales, pero también les cuenta historias para entretenerles. Una de ellas, la de cómo un niño se convierte en Cascanueces, es la que más llama la atención de Marie porque está convencida de que habla de su propio Cascanueces. En dicha historia hay ratones, reyes, maldiciones y aventuras y Marie está segura de que no es un mero cuento, sino que está contando lo que le ocurrió en realidad a su muñeco.
A partir de ese momento seremos testigos del vínculo que se crea entre Marie y el Cascanueces y también de las aventuras que correrán juntos. Es un cuento de pura fantasía donde los ratones pueden pelear contra humanos, los juguetes pueden cobrar vida y un pueblo entero puede estar hecho de caramelo. Es magia y no me imagino lo que pudieron pensar los niños de hace dos siglos cuando leyeron o escucharon todo esto por primera vez. La imaginación del autor no tiene límites y, aunque ahora estamos acostumbrados a muchas cosas, estoy segura de que en su día debió de contar con numerosos adeptos.
Sí me ha parecido un cuento navideño y, aunque todavía no he comprado mi propio Cascanueces, terminará cayendo seguro.
No puedo terminar la reseña sin mencionar la obra que Tchaicovsky creó a partir de este cuento. Es música clásica y estoy segura de que algunas piezas os serán familiares. Por otro lado también está la película de Disney "El Cascanueces y los Cuatro Reinos" que, aunque no es una adaptación fiel, me parece bonita y entretenida.
En resumen, desde este blog queda recomendado todo lo que tenga que ver con El Cascanueces.