¡ME VOY A TANZANIA!
...un pequeño espacio donde comentar lo que leo
gustan. Por eso cuando alguien comenta algo sobre libros en presencia de mi familia, ellos me mencionan a mí y a éste mi humilde blog. También si saben de algún libro interesante me lo recomiendan o prestan, y si se encuentran un montón de libros en el contenedor de reciclaje de papel me lo suben a casa. Sí, lo habéis adivinado: el libro del que os voy a hablar hoy llego por medio de esta vía.
No conocía a Isabel Allende nada más que de oídas hasta que leí La isla bajo el mar. Bueno, con eso de que no la conocía quiero decir que no había leído nada suyo, claro. El caso es que me gustó su manera de escribir y me dije que leería más novelas escritas por ella.Estas palabras las firma Isabel Allende y no se me ocurre nada mejor para describir lo que se siente por Maya mientras estás dentro de la historia. Podría dar más vueltas y explayarme, pero sólo conseguiría decir lo mismo con otras palabras. Y es que Maya es una niña que se hace querer y, aunque pasa un tiempo cometiendo errores en su vida, también sabe aprovechar la segunda oportunidad que le da la vida.
Maya Vidal es una niña que se ha criado con su Nini y su Popo desde que era un bebé. Al morir su Popo y torcerse tanto las cosas son su Nini y su padre quienes toman las riendas de su vida y la envían a una pequeña isla de Chile para que pueda escapar de las personas que la están persiguiendo (no daré muchos detalles para no desvelar nada pero se mete mucho en el mundo de las drogas y eso ya sabemos que siempre trae problemas) Allí tendrá que compartir casa y vida con Manuel Arias, un amigo de su abuela que la acoge en su pequeño hogar sin puertas. Poco a poco Maya y Manuel se van tomando cariño y ella pronto se dará cuenta de todo lo bueno que tiene para ofrecer no sólo la gente de Chiloé, sino también la propia isla. Se va dando cuenta de sus errores y trata de enmendarlos dándole a Manuel y a los demás vecinos todo su cariño y simpatía.
El libro está escrito a modo de diario de vida en el que Maya va escribiendo todo. A veces te habla del presente en la isla de Chile, y a veces te cuenta lo que hizo en California y Las Vegas donde se metió en líos por culpa de la droga. A pesar de que pueda parecer un poco lío así contado me ha parecido fácil de seguir.
La relación de Maya con Manuel Arias es la que más me ha gustado. Me ha parecido tierna, divertida y emotiva.
El final del libro no me ha gustado demasiado por ser predecible... Pero vamos, que es un punto insignificante. El cuaderno de Maya me ha gustado mucho.
Festín de cuervos lo voy a disfrutar mucho seguro y siempre podré decir que lo leí en un marco incomparable, viendo África desde lo alto o el Kilimanjaro desde abajo. Seguro que puedo asociar los paisajes que vea a lo que esté leyendo… Las nieves del Kilimanjaro será lo que hay más allá del Muro con Jon Nieve y Sam; y la sabana y safaris serán los paisajes de Daenerys.
Sí, creo que definitivamente me llevaré este libro.
todo, por el autor, Gonzalo Moure. Cuando me dijo que me iba a enviar el libro lo acepté encantada, pero cuando lo recibí pensé:
Cuando empecé la lectura he de reconocer que me sentí perdida. ¿Quién cuenta la historia? ¿Irene, la protagonista? o ¿un narrador? Estaba tan pendiente y tan decidida a que me gustara que no prestaba casi atención a lo que estaba leyendo, así que decidí no pensar más en el blog ni en la reseña y centrarme en lo realmente importante. Y lo realmente importante era leer El síndrome de Mozart. Y con leer quiero decir leer, pero también oír; oír las notas, los susurros, el viento moviendo las esquilas. Y también quiero decir sentir; sentir las caricias de Tomi, las cuerdas de un violín que yo no sabría ni por dónde coger, las teclas de un piano que no sé tocar. Tener El síndrome de Mozart en las manos, para mí, ha sido mucho más que una simple lectura. Me ha transportado a otro lugar muy lejos del lugar en el que estaba.
Como Algo supuestamente divertido que nunca volveré a hacer llegó a mis manos es una historia absurda y bastante tonta, pero bueno, ahí va.
Algunas veces pasan cosas que no buscamos ni esperamos, pero que aún así ocurren. Y esto es, precisamente, lo que me pasó a mí hace unos días.
Tuve que reconocerle desde el principio que no le conocía y que no había leído nada suyo, y ¿sabéis cuál fue su solución? ¡Efectivamente! Me envió uno de sus libros firmado. En concreto uno llamado El síndrome de Mozart que es el más especial para él. El primer email me lo escribió el lunes y el jueves ya tenía el libro en casa. ¡No sabéis la ilusión que me hizo!